Y de repronto
una expectación carnosa en las tripas,
un uy que impide o anima el paso
según a cuántos pies del suelo
―va sin pensarla― nos alentamos
otros a unos en plano conjunto
al tiempo y a manera de rezo,
de coro a nonas voces
con paneo sononírico a prueba
de rebotes gachos y distor solar;
unos a otros y de fondo, desde la compuerta:
un azul cielo tirándole a negro
close-up a las nubes
paso en cámara lenta
un uy ante el vacío
sonrisa atónita
salto a:
¡vieeeeéntos!
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