sábado, 30 de agosto de 2008

Desatino matutino

De nuevo otra vez las cobijas me ganan
―me faltan las ganas―
reacomodo la almohada y
con un hechizo burlo al alba.

Ya habrá otras mañanas
para acudir a laborar,
otros amaneceres
en la ventana de un pesero con lagañas,
ya habrá otros empleos,
otras maneras
de involucrarme con el sistema.

Ya dirá la vida
si cesan mis altas horas ontológicas,
mis lentos despertares oníricos,
o ya dirá la suerte
qué me depara el turno matutino,
mis mañanas dormido
o mis veladas con los libros.

Ya dirá la vida
si lo mío es el trabajo muy temprano
o mi despido es una pista.

Por lo pronto hoy ya no llego;
hoy mejor me disculpo
y continuo leyendo.

3 comentarios:

Lauri García Dueñas dijo...

dónde andás Ribé. Qué bonito el poema del despido

alejandra dijo...

te amo así desatinadamente matutina

María dijo...

Qué bonito espacio..., he de confesar que, esto que escribes me sucede a menudo en lunes.

Te felicito.