Son pueril

Escribo en exceso el ritmo de los sueños de los niños
que recuerdan al ojiabrirse despertando modorrados
una canción tiktakeando en la cabeza, tik tak tik tak
izquierda derecha izquierda derecha, tik tak tik tak,
las horas que faltan para olvidarla se nos harán días
antes de hacerse años de nuevo; ritmo primigenio
marchando al olvido difuminado desvanecido en vano.

Es triste y es verdad; una especie de marcha inevitable
que parece enfermedad, tik tak tik tak, corriendo fuerte
hacia los vacíos enterrados en lagunas de la mente
que creciente crece y crece, no de derecha a izquierda,
no de arriba abajo ni abajo arriba, sino simplemente
hacia fuera no adentro, lentamente con el paso
no de mal baile sino sin ritmo, lento paso de los años
pasando pesados al viejo pasado enterrado con hartas ansias
de ancianización, moviendo la cabeza lento más lento.

No aprendemos, enseñamos vanidosos centrando el ego
odioso en inseguridades regulares hasta ir perdiendo
el tik más tarde el tak, sólo resuena lejos a lo muy lejos
el eco de canciones de arrullos; rru rru rru rrú rru rru rrú
ritmo de cuna, izquierda derecha izquierda derecha, tik tak,
hasta perderse irremediable el orden del caos primero.
El deber de crecer se acrecienta a velocidad alarmante,
irremediable olvido del ir gateando, caminando, corriendo,
cada vez más rápido; el futuro se nos dice es nuestro
pero el futuro nunca nos espera, nos borra el ritmo
caminando los minutos incautos más rápido más rápido
y las horas van perdiendo su sentido por el simple hecho
de ser nombradas y contadas, y las risas nunca volverán
a ser tan fuertes y puras, y los años nunca volverán
a ser tan largos como antes cuando no había prisa;
adiós al ritmo inconsciente, tik tak tik tak, hipnótico alucinante, tik tak
tik tak tik tak