jueves, 22 de abril de 2010

Albor

La linterna no trae pilas
y yo esperando el fin de un momento
a otro,
con los zapatos bien puestos
y la firme asimilación
de un renacimiento pronto
e ineludible.

Profético aguardo la última señal,
el alarido trepidatorio de la primera matriz;
cigarros, libreta,
varo, cel y llaves,
cosas que a la larga sobran;
sin mayor estrategia que correr hacia la puerta
a la hora que sea que caiga
cada capa y losa de cemento
sobre lo que hoy llamo casa.

Obviamente intranquilo
pues la linterna no trae pilas
y cerca me revolotea el presentimiento
de que tras el derrumbe
lo que más precisaremos
es Luz.

2 comentarios:

Gerardo Grande dijo...

Mi hermano, chévere que se dio una vuelta por mis lares, ahora voy a pegarle un lente a los suyos. Ahí para compartir otros ritmos. Nos vemos más tarde, un abrazote

alejandra dijo...

=) =D
=O

la palabra verificadora fue: nomamen jajaj -aunque usted, no lo crea-

y reí y reí y reí