domingo, 13 de mayo de 2012

Es tanta la preocupación y el miedo de que el PRI vuelva al poder, que algo se tenía que hacer para expresar nuestra aversión ante la visita a nuestra ciudad de un candidato tan hueco como Enrique Peña Nieto. Siguiendo una evidente tendencia nacional de aborrecimiento hacia todo lo que representa el atlacomulqueño, decidimos salir a protestar pacíficamente. Alrededor de 25 personas, la mayoría jóvenes entre 16 y 30 años, estudiantes, maestros, artistas, incluso gente que trabaja para el Gobierno, personas apartidistas y dispuestas a olvidar sus preferencias políticas para unirse en un solo grito: Fuera Peña Nieto. Nos citamos a unas cuadras del lujoso salón donde se llevaría a cabo el encuentro entre el candidato y prominentes personalidades saltillenses para discutir ofertas y favores. Al llegar ahí fuimos abordados por un grupo de porros y lideresas en pleno frenesí primate, hambrientos de lonches y seducidos por el copete de un ser despreciable. Las mentadas de madre no se hicieron esperar, así como tampoco las jubilosas invitaciones a sacarle a la chingada, putos. A base de patadas y arañazos, en menos de un minuto nos arrebataron algunas de las mantas que recordaban Atenco y la megadeuda perpetuada por Humberto Moreira y demás compinches. Otras mantas fueron salvadas a expensas de ser pateados y arrastrados sobre el pavimento. A pesar de todo, logramos mantenernos firmes en nuestra intención de no responder las agresiones; básicamente, nuestra defensa consistió en grabarlo todo, gritando “éste es el PRI”, “Televisa te idiotiza” y “se ve, se siente, Peña delincuente”. Lo más indignante no fueron los insultos, ni que destrozaran nuestras mantas, lo verdaderamente indignante es la disposición a herir que tienen estas personas, es indignante aun aquí, en Coahuila, bastión del PRI, donde dichas prácticas son de lo más común, especialmente en tiempos electorales. Y es indignante no por la agresión en sí, sino por la evidencia de cómo nuestros políticos explotan la necesidad de la gente, conminándolos a agredir a cualquiera que exprese una opinión en contra del régimen, degradándolos al nivel de bestias amaestradas. Indignación también ante las fuerzas policiales haciéndose de la vista gorda al ver a una madre y a sus dos hijas adolescentes ser agredidas por un grupo de señoras que tienen hoy una despensa que les durará dos días a lo mucho. Lideresas haciendo el trabajo sucio para parásitos que en esos momentos comían canapés más caros que una despensa con la que ellas alimentarían a sus familias durante una semana. Gente ávida de migajas. Gente idiotizada que no supo darse cuenta que con cada golpe provocaron que este atropello llegara a varios medios nacionales. Gente a la que habría que agradecerles este pequeño recordatorio de lo que nos espera en caso de que Enrique Peña Nieto llegue a la presidencia.

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